miércoles, 9 de diciembre de 2009

Tristeza

No voy a llorar nunca más. Lo he decidido, no sé si lo podré cumplir, pero quiero hacerlo. No merezco llorar ni que lloren por mí, no merezco tener miedo, no merezco la tristeza.
Aquel día, el miedo, la soledad, la tristeza, el llanto, vinieron a buscarme, "¿puedes salir"-me preguntaron-"¿vas a llorar hoy?". -No, respondo yo ahora mismo, no os quiero en mi vida, no os quiero en la vida de nadie, no quiero más oscuridad en ningún corazón, quiero sonrisas, quiero caricias, quiero abrazos, quiero besos. Y sobretodo, sobre todas las cosas, quiero que desaparezca el dolor. Y no mi propio dolor.
Aquel día el llanto me preguntó "¿no lloras hoy?" y yo le respondí "no lloro hoy, no quiero llorar nunca más, no quiero que nadie llore nunca más". "No podrás-me contestó-el miedo, la injusticia, la maldad, todos estarán de mi parte, y haré llorar a todos, sean buenos, malos, lo merezcan o no". "Dejad de destruir los corazones a la gente", contesté con los ojos empapados en lágrimas. No podía, volvía a llorar, y aquella vez no fue por mí.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Llorar sin placer no sirve de nada

"Llorar sin placer no sirve de nada". Ese era el lema que tenía Amelia, y lo cumplía. Cada vez que sus sueños se rompían, cada vez que se hacía daño, cada vez que parecía que no había solución a nada, ella lloraba. Se supone que el llorar no le aportaba nada, no le debía de aportar nada, pero le aportaba un tremendo placer, difícil de explicar, dado que tampoco era una sensación buena, se odiaba a sí misma cada vez que lloraba, cada vez que alguien se preocupaba por sus lágrimas. No quería llorar más, no quería preocupar a nadie por sus tonterías, pero no podía evitar llorar. El dolor, que nunca produce placer, que se supone que no debía provocarlo, a ella le provocaba aquel pequeño toque de placer que nada más le daba. Había llegado a llorar mientras cada uno de los cincuenta hombres con los que había estado (eran cincuenta, llevaba la cuenta) le recorrían el cuerpo con la punta de la lengua hasta llegar a su sexo solamente por sentir aquel extasis aún más intenso, y que sólo se le producía cuando lloraba. Había llorado en las películas de comedia para sentirlas más a fondo, para disfrutarlas más, puesto que la comedia era su género preferido. Había llorado mientras disfrutaba de la presencia de todos y cada uno de sus seres más queridos, porque así la sentía aún más a fondo. Incluso había llegado a lastimarse sólo para llorar.
Llorar le otorgaba aquel placer que nada más podía darle y era algo que ella odiaba de sí misma. Intentaba dejarlo, pero no podía. El llorar era la droga que alimentaba su ser, sin las lágrimas que derramaba de vez en cuando su cuerpo se apagaba, sus días se volvían más pesados, se ponía nerviosa, tenía ansiedad, y entonces necesitaba llorar por nada. Y cuando lloraba por nada, sin nada que complementase a su llanto, el llorar ya no le otorgaba placer. Por eso mismo, cada vez que sentía aquella necesidad inútil se repetía a sí misma "Llorar sin placer no sirve de nada".

martes, 3 de noviembre de 2009

egoismo

Aún sigo sin creermelo. Hace como unos dos meses yo estaba escribiendo en este mismo sitio deprimiéndome y asqueándome por una persona sin mirar si había alguien más. Fui un ser completamente egoista, ¡pues claro que existe más gente! Esos que te apoyan en los momentos malos, esos que te abrazan en los momentos tristes, aquellos que te susurran al oído que todo irá bien en los peores momentos. Y yo asqueándome por una persona.
Finalmente lo he descubierto, soy una egoísta de mierda.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Tu olor (relato breve)

De repente tu olor se apareció en mi nariz. Me hizo recordarte, y llorar, te echaba de menos. Miraba la lluvia y leía de nuevo todos esos textos que tú nunca leerías aunque fuesen dirigidos a ti, y entonces, así porque sí recordé tu olor. Fue bastante jodido, dado que me había jurado que no volverías a aparecer en mi cabeza más que para lo mínimo, aunque nunca lo cumplía, dado que al final siempre terminabas paseándote por ella. Me levanté del suelo y salí a la calle, llovía a cantaros. Dejé que la lluvia me empapase y compuse en mi mente otro de esos textos que nunca leerías. Cuando la lluvia me hubo empapado entera me metí de nuevo en casa, puse el reproductor de CD's en el baño y esuché esa canción de Sabina que me recuerda tanto a ti mientras me metía en la bañera con un bloc y un lápiz para escribir lo que había compuesto para ti, aunque no lo leyeses.Al cabo de un rato salí, guardé aquel texto que jamás verías y te llamé, te echaba demasiado de menos. Tu teléfono comunicaba, te dejé un mensaje en el contestador y esperé toda la semana tu llamada. Te echaba tanto de menos que no recordaba que jamás te volvería a ver...

lunes, 21 de septiembre de 2009

Jodidamente especial


Sonreía mientras lo miraba, flustrada. Siempre igual, siempre mirándolo a escondidas, pero nunca se lo decía, nunca le diría que le quería. Él se giró, se dió cuenta de que lo miraba.
-¿Qué pasa?- dijo con voz dulce.
-Que eres especial.- dijo ella, se encontraba en estado de shock, pero reaccionó nada más oirse a sí misma.
-¿Qué?- se extrañó él, ella no solía decir esas cosas de ese modo.
-No nada...- ella se sonrojó.
-En serio, ¿qué dices que soy?
Ella comenzó a reir, se abochornó por completo, no entendía por que había dicho eso de ese modo, tan inmediatamente. Él comenzó a hacerle cosquillas mientras le mordía el cuello, siempre lo hacía. Cayeron sobre el sofá, ella sobre él.
-So funking special...- murmuró ella.
-¿Qué?
-Es una canción de Radiohead.
-¿Y qué significa?
-No lo sé...sólo sé que tiene una parte que dice eso, eres jodidamente especial.- lo dijo mirándole a los ojos, con un brillo especial, nuevo, que destilaba amor por todos los costados.
-Me gusta...Creo que se la enseñaré a Catherina.
-¿Quién es?- dijo ella, con un mal presentimiento.
-Estamos a punto de salir juntos.- dijo él con mucha ilusión.
A partir de aquello la tarde pasó normal aparentemente, pero para ella fue uno de los peores días que pasaba últimamente. Sabía que lo perdería...pero no imaginaba que iba a ser tan pronto. Cuando salió de la casa y llegó al piso donde ella vivía subió primero a la azotea y le murmuró al cielo las palabras "tan jodidamente especial...". Aspiró el viento, que llegaba con el aire contaminado por el humo lleno de dióxidos provinente de la ciudad. No olía tan mal, al fin y al cabo. Se sentó sobre el muro, con las piernas colgando a la nada y dejó ir una lágrima, que acabó en su boca. Sabía a sal. Pasó allí aproximadamente una hora. Posteriormente, mirando hacia abajo, haciendo por superar su vértigo, suspiró y pensó que por eso no se acabaría el mundo. Se recogió sobre el muro y bajó para después bajar las escaleras e ir a cenar. El subir a la azotea la ayudaba a pensar. Y en aquel momento le había servido para saber que aunque él no la quisiese, se sentía feliz. Él era feliz, además, aunque no fuese correspondida no se acababa el mundo.

Improvisación del tuenti

Con la dulzura de unos besos que nunca me diste,
con el sabor de la sal en la mirada,
con el amor perdido entre malezas,
con el sabor de una grieta del corazón.
Con el sentir de tus labios en mis muñecas,
con el olor a cebolla y alquitrán,
con un vaso de vino tinto
y otro de agua helada,
con unos labios que no dejande sangrar.
Con mil flores perdidas en el aire,
una palabra gris sin destinación.
Unos ojos que lloran
a nadie,
unos labios que rozan
un corazón.
Una mirada que siente
tus andares,
un corazón cobarde,
ensombrecido.
Una palabra gastada,
un suspiro envenenado,
un pájaro sin dirección...

El metro (relato breve)


Corrían bajando las escaleras, después de un cansado día de turismo aquello resultaba una tremenda tortura, pero si no lo hacían así perderían el metro. Oyeron el pitido que daba el aviso de que estaba a punto de pasar, si no corrían más lo perderían. Entonces él la cogió de la mano para no perderla y tiró de ella. Acto seguido echaron a correr entre la aglomeración de gente. Ella estaba levemente sonrojada, aquel tirón la había tomado por sorpresa, se sentía feliz, quien los estuviese mirando pensaría que eran novios, y aquello tan tonto la ponía extremadamente alegre. Cuando llegaron al andén, mientras él pulsaba el botón que abría la puerta, ella dedicó un segundo a observar su nuca y otro más a preguntarse cuando habría aprendido a quererle de ese modo, acto seguido, él la interrumpió de sus pensamientos al tirar de su mano para entrar al metro. En su interior, bajo el asombro de la otra gente, se empezaron a reír, lo habían conseguido, no habían perdido el metro. Acto seguido se fundieron en un abrazo, el abrazo de los vencedores, habían vencido al tiempo. Ella se dejó llevar por el abrazo, se sentía en el cielo cuando él la abrazaba. Y así, en medio de aquel abrazo, los sorprendió la sacudida del metro, que casi los lanzó al suelo.
-Mejor sería que nos sentásemos...- le dijo él.
Se sentaron en dos asientos juntos y ella, cansada del recorrido, se apoyó en su hombro y se durmió. Él, ingnorante del amor que ella sentía por él, la contempló dormir, su pausada respiración, su semblante relajado, y deseó que aquella chica encontrase por fin a aquel a quien amar y por quien ser amada. Acarició su pelo y le besó la frente. Ella, por su parte, soñaba que él la besaba, sumida en un dulce sueño en el sitio más dulce que ella podía concevir, los brazos de él.

jueves, 17 de septiembre de 2009

creep, me encanta *-*





Tan jodidamente especial...
No me pregunteis que tiene esta canción, me la enseñó una amiga, y desde que la oí me pareció preciosa...Simplemente, hace que me salten las lágrimas...Tan jodidamente especial...
Ahora mismo estoy oyendo la versión de Korn, resulta también bastante emotiva...




So fuking special...

Sigo necesitando escribir

Y otra vez, vuelvo a necesitar escribir. Sé que me repito demasiado, que debería tratar otras temáticas que no fuesen el amor, o más bien, el amor que siento yo por otra persona, pero no puedo desahogarme de otro modo. ¿Alguien se ha preguntado alguna vez que es el amor? Yo no lo tengo claro aún. Sé que es algo que suele aparecer para molestar, para joder, para hacerte feliz por un minuto e infeliz por una hora. Pero no sé explicar como es, lo que es. Sé que es lo que siento cuando deseo verte sin parar, cuando deseo tus labios, cuando deseo llorar de amor y no lo hago porque sé que si me vieses te sentirías mal, cuando me sumo en la oscuridad yo sola...
Tu latido por la acera puedo oír, lo disfruto, disfruto de su sonido, adoro escucharlo, me apacigua, me hace dormir bien. Puedo oír tu respiración, y mis pasos van al ritmo de tus suspiros, mi mundo gira al ritmo de tu latido, mis ojos lloran por dentro para que los tuyos no los vean llorar por fuera. Últimamente te necesito demasiado...

martes, 15 de septiembre de 2009

Acaso has oido...

¿Has escuchado alguna vez el sonido de cuando se rompe un corazón? Suena como el mar cuando rompe sus olas contra un acantilado, formando erosiones y agujereando toda esa piedra que le obstruye su libertad. ¿Has oido alguna vez el sonido de la formación de una lágrima por amor? Suena como la llegada del agua del río al mar, agua desterrada por el río, ya no la quiere, ya no la necesita, la destierra al mar, y el mar la acoje, y la oye llorar en silencio. Llora porque una vez creyó que estaría junto a él toda la vida, y sin darse cuenta ha caído en el olvido, ha llegado al mar, y el mar la acoje dulcemente entre sus brazos de sal y la oye llorar.
¿Acaso has conseguido oír un lamento por amor? Suena como un trueno, un trueno que grita, se siente impotente, lo obligan a caer a la tierra, a hacer daño, y por eso grita, él no quiere dañar, pero le obligan. Así se siente el amor, obligado a hacer daño sin querer, obligado a hacer todo lo contrario para lo que fue inventado, pues él fue inventado para hacer feliz a la gente.
Nadie oye los lamentos por amor, ni las formaciones de lágrimas por amor, ni las roturas del corazón. Hasta que las siente.

De nuevo, necesito escribir.

Volví a necesitar escribir y esta vez no encontraba palabras para expresar como me sentía. Sabía que jamás tendría tus ojos, que nunca sentirías lo que yo...Pero no imaginaba que sería tan deprisa. Así, de repente, no puedo describirlo. Me duele algo, y no sé que es. No me apetece fingir que estoy bien, no me sirve de nada. No te puedo pedir consuelo, puesto que mi mal eres tú. Me siento el ser más impotente del mundo. Sin poder pedir consuelo, sin poder tener a quien quiero, es tan extraño esto que siento...
Necesitaba escribir sobre nudos en la garganta, sobre amores fallidos, sobre dolores de estómago y corazón, sobre el no poder articular palabra, sobre mi odio al amor. Odio al amor, siempre me putea. Odio sentirlo por ti, sé que si te enteras te sentirás mal. Me suelo sentir mierda por no poder darte lo que quieres. Perdóname por quererte.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Tu sonrisa

Tu sonrisa,
luna menguante de día,
luna nueva de noche.
¿A cuánto cobras el viaje
a la luna de tu boca?
Yo te pago el doble,
pero déjame ir.
Invitame a drogarme
con tu amarga saliva,
deja que la sorba lentamente,
despacio, sin prisas.
Sácame a bailar
al ritmo de tu risa,
bailame un tango,
róbame la razón.
Visítame en sueños,
deja que roce tus labios de hollín,
quizás muera envenenada,
¿qué más me da?
Vivir al ritmo de tu risa
es complicado
pero placentero,
no dejes nunca de reir.
Ignórame a diario,
como siempre haces,
pero no dejes de reir,
no me dejes morir.

Soledad

Soledad, con sus ojos empañados en lágrimas, con la mirada perdida, contemplaba como se echaba a perder su vida. Solía sentarse en un parque, con sus 42 primaveras, a mirar a los niños jugar, y solía ver en ellos a aquella niña que nunca más sería, a aquellos hijos que ya nunca tendría.
Soledad deseaba volver a ser una niña, o al menos, ponerse a jugar con aquellos niños, tirarse por los toboganes y hacer castillos de arena. Pero el tiempo había pasado, los granos de arena se habían acomulado en el castillo de su niñez, hasta pasar a la adolescencia, y luego a la adultez, posteriormente a la madurez, y nunca, en ninguna etapa de aquellas, se había parado a pensar que era lo que realmente deseaba.
Con sus 42 primaveras, lo único que deseaba era ser una loca, llorar cuando todos reían y reir cuando todos lloraban. Deseaba salir a la calle con zapatos de plataforma y gritar "aquí estoy yo, dispuesta a todo. Muerete mundo." Pero nunca lo hacía. Muerete mundo, decía para sí misma, mientras bajaba al parque y contemplaba niños comer arena, deseando haber comido alguna vez arena. Muerete mundo, pensaba desgarrando sus pensamientos. Muerete mundo, y arañaba la vida con sus uñas de porcelana. Muerete mundo.
Pero el mundo nunca moría, y Soledad seguía pendiente del que diran, de las insinuaciones de la gente, y jamás hacía lo que quería.

¿Cómo pretendes que te diga te quiero?

¿Y cómo pretendes que te diga que te quiero? Si en tus ojos puedo ver los ojos que siempre buscaba, si me encuentro en una encrucijada, intentando no pensar en ti y pensando más de lo que quiero. ¿Cómo pretendes que te odie? Si cada día que pasa es más largo sin ti, si cada momento que tengo lo uso para pensar en ti. ¿Cómo pretendes que no llore? Si llorar es lo único que me mantiene viva. Pídeme que te odie cuando sepas que te quiero. Mejor no lo sepas nunca, mejor deja que vierta mi sangre sobre la acera, mejor no te pares a mirar, mejor no bajes la mirada y no mires nunca hacia abajo, no mires al suelo donde me encuentro yo, rodeada por mi sangre y por mi amor. Sigo viva, pero no me mires, si me miras, si te preocupas, me matas. No me mires, no pienses en mi, no te preocupes.No llores si muero. Odiame. Yo te quiero por los dos. Yo lloro por los dos, tú no llores. Rie, rie cuando mi alma se encuentre triste, así la haces renacer. Juega en un mundo que te construí por hacer algo, por saber que estás seguro, que estás bien. No huyas de mí, yo huiré de ti. Corre en dirección norte mientras yo corró hacia el sud. Separa mi vida de la tuya y luego pégalas con el peor pegamento que encuentres. Observas como se separan mientras yo me rompo escondida de ti. Y entonces...sólo entonces déjame decirte que te quiero.

miércoles, 8 de julio de 2009

Necesitaba escribir

Al cabo de tanto tiempo, necesitaba escribir. Necesitaba escribir palabras cursis y pastelosas, necesitaba expresar toda la melosidad que hay en mí, como si de una novela rosa para jovencitas de esas que visten de rosa y que duermen en camas con las sábanas del mismo color. Necesitaba escribir sobre escritos, sobre miradas, sobre cagadas. Necesitaba expresar lo tonta que fui, lo tonta que se puede llegar a ser, necesitaba deshacerme del sentimiento de culpa, del de desconfianza que nunca tuve, nunca quise tener y, sin embargo, llegué a demostrar que tenía, sin saber exactamente porqué.
Quizás llegó a mí tras aquel adiós, me voy, me gusta otra, dado hace dos años, quizás llegó a mí simplemente por el hecho de que soy un ser despreciable, no sé como pudo llegar. Quizás ni siquiera era eso, sólo fue un repentino acto de necesidad de amor...
Fuese lo que fuese, fue dañino.

martes, 5 de mayo de 2009

Ignore

De sus ojos caían dos lágrimas,
lágrimas simples, con sabor a sal,
recorrían sus rostro,
y se dejaban evaporar.
De su boca no salían sonrisas,
tenían un pacto con sus labios,
decían que no volverían
si el no aparecía.
De su cuerpo y su corazón salía frio,
y hasta el más cálido verano era frío a su lado,
jamás mitigaría,
si él no aparecía.
Y le observaba absente,
y le volvía a mirar,
y él se sentía observado
pero no la veía,
pues sus pupilas se habían acostumbrado
a que ella no existía.
Y él sentía pena,
y no la sabía asociar,
no sabía que era
porque ella de pena estaba muerta,
no sabía de todo el amor
que ella le quería dar.
Y así ella lloraba,
lloraba porque le amaba,
lloraba porque sabía jamás le tendría,
y a él sin saberlo su pena llegaba.
Y el cielo de ella se cubría de gris,
y las rosas se llenaban de espinas,
pero él no sabía que debía entrar en su vida,
y ella seguía observándole,
y él seguía triste,
sin saber que ella le quería,
sin saber que ella existía.

jueves, 30 de abril de 2009

Aquí y allí

Él se sentaba allí, y ella se encontraba aquí. Ella esperaba tímidamente, creía que él se acercaría alguna vez por aquí, pero él nunca se movía de allí, siempre estaba allí, mientras ella, desde aquí callaba. En muchas ocasiones ella intentó traspasar el umbral que separaba el allí del aquí, pero siempre, cuando estaba a pocos metros del allí siempre, por miedo, retrocedía, y volvía a la seguridad del aquí, aún sabiendo que la aventura se encontraba en el allí, al que poco a poco se fue dificultando el acceso hasta ser prácticamente imposible el acceso a allí, y aquello le causó una gran frustación, y desde aquí ella se lamentaba por haberse percatado demasiado tarde de la existencia de aquel allí, y por la imposibilidad que le suponía acceder a aquel allí, y porque sabía que él se encontraba demasiado bien allí para necesitar acercarse por aquí.
Y así ella se quedaba sentada, sin esperanza, intentando olvidar la existencia de un allí e intentando mejorar su vida en el aquí, dejando el allí como un mundo a parte, ideal, e intentando vivir la vida en el aquí, pues el aquí era lo único que se encontraba a su alcanze, y por ello debía de vivir su vida en el aquí y dejar de imaginarse en el allí, puesto que de imaginación no sólo se vive.

miércoles, 29 de abril de 2009

Gente

Me encanta mirar a la gente por la calle. En serio, parece una santísima gilipollez, pero de verdad que me gusta, cuando ando por la calle fijarme en la gente que pasa, lo cual es raro, puesto que soy miope y si me quiero fijar bien tengo que mirar a la persona fijamente cuando se encuentra a menos de un metro de mí, lo cual repercute en que la gente me mire fatal, pero yo de todos modos me sigo fijando. Hay gente que me llama más la atención, gente que me la llama menos, gente que me inspira ganas de conocerla y gente que creo conocer. También, por supuesto, hay gente que conozco, a esa cuando la veo me dedico a pensar en el sitio al que irá.
Os voy a contar alguna de esas situaciones en las que me una persona me pasa por el lado y me dan mil ganas de saber de ella, ayer, por ejemplo, me pasó a un chico por al lado. Seguramente tendría un año o dos menos que yo, y no es que me atrayese sexualmente ni nada de eso, pero me inspiró curiosidad, puesto que por la forma en la que vestía parecía ir a clase, oyendo música por la calle, y no sé porqué ostias me inspiró curiosidad. Era un personaje peculiar, todo alargado, me recordaba a un cuadro del Greco, en el que los personajes son puramente largos, tenía la barbilla larga, la cara generalmente larga y además era bastante delgado y medianamente alto, como si le hubiesen tirado hacía arriba. Por su indumentaria pensé que iría a clase y punto, pero seguramente esa es una de las personas que si veo sin bolsa de colegio me dedico a pensar en donde irán, soy así de especial.
Después está la gente que me pasa por el lado a toda prisa, casi arrollando, gente estresada, que tiene prisa por llegar a un sitio sin pararse a pensar que, por mucho que corra tiene que llegar igual y que si ya llega tarde va a llegar tarde igual corra más o menos. Pero yo a esa gente les entiendo, puesto que soy igual, yo también corro para llegar, y después me doy cuenta de que si tenía que llegar tarde llegaría igual. Pero bueno, supongo que esto es una manía de esta sociedad, que se empeña cada vez en ser menos española (puesto que la costumbre española es llegar tarde) y no lo consigue, porque sigue tardando igual, sólo que por la calle es como si llevase puesto el botoncito ese del video de avanzar. Pero bueno, que vamos a llegar tarde igual, sinceramente, aquí no se acostumbra a eso de las horas en general (y yo la que menos, pero no digo que no haya gente que no sea puntual ni nada de eso, hay gente puntualísima, excepciones, como en todo).
Pero bueno, no divago más y vuelvo al tema de la gente, que sino puedo ser bastante criticona, sinceramente, lo siento. Bueno, otra gente que, personalmente, me encanta, es la gente que va en parejas, no lo digo irónicamente, me transmite paz, pasión, amor, cariño, buenas vibraciones, en general, pero a la vez me dan algo de envidia también, de todos modos, ya me llegará, tampoco estoy especialmente interesada en que llegue nada ahora. Pues bien, me encanta esa gente, porque cuando se miran, cuando pasan por algún sitio, cuando se encuentran en un sitio, y los veo tan enamorados, me da un nosequé que es como si me pasase eso a mí. Bueno, de las parejas no diré nada más, que sino parezco una pervertida que mira parejas, y no es así, yo sólo veo los que pasan por casualidad por la calle o están por casualidad en un sitio y no los miro mas tiempo que al resto de la gente, que conste.
Por último, hablaré de otra gente que me inspira curiosidad, pero que casi nunca, por no decir nunca, veo. Son los dibujantes de los trenes, estaciones, calle en general. Esas personas que, independientes del mundo y como si no existiese más que ellos y su blog, con un lápiz o bolígrafo, se ponen a dibujar, y se les ve tan concentrados en su mundo que te obligan a guardar silencio cuando pasan y a sentirte importante al ver a alguien creando algo que, en general, suele ser precioso, es como ver la creación de un pequeño mundo o ser de papel a manos de un dios, claro que ni el papel está vivo ni el dibujante es un dios. Pero, de todos modos esas personas son un pequeño mundo, alislado del resto del extraño mundo en el que vivimos, y, sinceramente, en ocasiones a mí también me gustaría alejarme de ese modo del mundo.
En definitiva, el mundo se encuentra lleno de gente que, a veces inspira curiosidad, otras no, otras algo....El mundo es un mundo muy raro y diverso oigan!

martes, 28 de abril de 2009

Ojos

"Mirar sus ojos no suponía sólo mirar, sin sentir nada, y ya está. Mirar sus ojos suponía ver un mundo, un terreno lleno de energía para cuando estabas triste, pues sus ojos no eran una mirada convencional, sus ojos eran de esos que te miraban una vez y se te quedaban grabados para siempre, de esos que sólo te dan dos opciones, amar u odiar, sólo que sus ojos te daban la opción de amar o la opción de quererle tanto que llegabas a odiarle. O le querías, le apreciabas, te parecía de lo mejor, o potenciabas tanto ese sentimiento que le odiabas, le odiabas por que te caía tan bien, pero él a ti ni te miraba, le odiabas porque le querías y él quería a otra persona, le odiabas por odiar, le odiabas por no querer. Pero le odiabas, terriblemente, además. Y después te odiabas a ti mism@ por odiarle de ese modo, porque en el fondo le querías, pero por fuera te reías de sus desgracias intentando convertir todo ese amor en el odio del que antes hablaba. Pero lo cierto era que, independientemente de ser un ser amado u odiado, aquel ser te transmitía demasiada paz como para asumir que un día dejarías de verle, era como uno de esos botones de escape, le das a un botón y te evades, huyes. Pues así era, pero con sus ojos. Mirabas sus ojos, que a primera vista no parecían nada especial, te centrabas en ellos, en encontrar todos sus misterios sin intentar saber nada de su vida, sólo por buscar, y te evadías. Y así te olvidabas de los problemas por un momento, mirando de esa manera sus ojos, y por un momento, un sólo momento en el que aquellos ojos se percataban de que tu mirada les buscaba y se volvían para corresponder te subía una inmensa oleada de felicidad, que se apagaría posteriormente tras haber comprobado que aquellos ojos se habían encontrado con los tuyos por error, pues sabías que jamás poseerías todo aquel pequeño mundo que se escondía en aquellos ojos. Pero seguías fantaseando, y seguías mirando sus ojos, y con aquello te bastabas para ser feliz."

Este es otro de mis blogs

Bueno, este es otro de mis blogs, su título, "Escritos a martillazos", lo puse por la filosofía de Nietzsche, gran filósofo, "Filosofía a martillazos", pero mi blog no contiene solamente textos filosóficos ni nada por el estilo, puesto que yo no soy filósofa ni mucho menos, simplemente es un blog donde expresarme. Así que quienes quieran leer textos míos, poemas y ecceteras que se queden, los que no (la mayoría) que le den a la X de la esquina o que utilicen la maravillosa combinación de teclado Alt + F4 (yo en su lugar es lo que haría)


Que tengan un buen día.