martes, 15 de septiembre de 2009

Acaso has oido...

¿Has escuchado alguna vez el sonido de cuando se rompe un corazón? Suena como el mar cuando rompe sus olas contra un acantilado, formando erosiones y agujereando toda esa piedra que le obstruye su libertad. ¿Has oido alguna vez el sonido de la formación de una lágrima por amor? Suena como la llegada del agua del río al mar, agua desterrada por el río, ya no la quiere, ya no la necesita, la destierra al mar, y el mar la acoje, y la oye llorar en silencio. Llora porque una vez creyó que estaría junto a él toda la vida, y sin darse cuenta ha caído en el olvido, ha llegado al mar, y el mar la acoje dulcemente entre sus brazos de sal y la oye llorar.
¿Acaso has conseguido oír un lamento por amor? Suena como un trueno, un trueno que grita, se siente impotente, lo obligan a caer a la tierra, a hacer daño, y por eso grita, él no quiere dañar, pero le obligan. Así se siente el amor, obligado a hacer daño sin querer, obligado a hacer todo lo contrario para lo que fue inventado, pues él fue inventado para hacer feliz a la gente.
Nadie oye los lamentos por amor, ni las formaciones de lágrimas por amor, ni las roturas del corazón. Hasta que las siente.

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