miércoles, 12 de enero de 2011

...

Si tu supieses lo que te echo de menos cuando no estás a mi lado, lo que anhelo tu presencia, lo que deseo tu tacto sobre mi piel, produciéndome esas agradables cosquillas que, lejos de molestarme, me llenan de placer. Si tu pudieses ver, amado mío, mis ojos empapados en lágrimas y dolor, si tu pudieses verme aquí, mirando tu nombre, tu dirección, sin atreverme a llamarte, a hablarte, a mirarte siquiera, si tu pudieses verme, amor, verías lo patético de mi vida, lo estúpido de mi situación.
Quiero decirte que me quieras, que sin ti he perdido el rumbo, que ando francamente mal, que me muero por acariciarte, que me muero por sentir tus caricias, que te deseo sobre todas las cosas. Que pido que vuelva la Navidad todos los días para poder perdirte como regalo, que pido que pasen estrellas fugaces para suplicarles que me concedan mi más preciado deseo, que me muero sin el sabor de tu mirada.
Quiero contarte lo que siento, pero no sé. No me salen las palabras, ni siquiera me salen las miradas, las expresiones correctas. Tengo tanto miedo que estoy paralizada. Pero te quiero.