viernes, 29 de junio de 2012

El ala de la mariposa

El ala de la mariposa parece de papel de liar. Tiene formas y colores curiosos, combinaciones raras y mágicas, maravillosas. El ala de la mariposa, aquello que en ocasiones desearías tener en tu propia espalda, para, mediante un par de estas mágicas prolongaciones, poder escapar volando cuando tienes demasiado colapso mental. 
Sí, el ala de la mariposa parece la salvación a muchas de tus preocupaciones. Sí, a veces correr parece la mejor solución. No, no lo es. No, no dejes que crezca en tu espalda ninguna ala de mariposa. No, no te la intentes fabricar. No, no quieras huir. Sí , aguanta, aunque tengas que llorar. 
El ala de la mariposa no va a envolverte eternamente. Por ello, no la crees, no la construyas, no te cobijes en la existencia del ala de la mariposa. 

miércoles, 27 de junio de 2012

La rosa.

Había una rosa entre sus manos, su color rojo purpúreo brillaba al Sol y su olor se iba perdiendo segundo tras segundo. Las espinas se clavaban e iban dejando cortes y pinchazos que sangraban sin parar, pero casi no se estaba dando cuenta y, en las pocas ocasiones en las que lo hacía, simplemente arrancaba la espina y la tiraba muy lejos, sin saber que al mover su mano a lo largo del tallo volvía a clavar otra en la herida anteriormente hecha. Poco a poco, día tras día, la rosa iba perdiendo sus espinas, pero también sus hermosos pétalos rojo purpúreo, que se secaban y morían, cayendo suavemente sobre el suelo, dejando un rastro que ya no se podía recuperar. Poco a poco, también, sobre el tallo iban cayendo más lágrimas, y cada día resbalaban para formar también el rastro, junto con los pétalos. Poco a poco sólo quedaba un tallo seco y vacío, unos ojos secos, unas manos ensangrentadas, poco a poco, iban también desapareciendo las espinas, pero no las cicatrices. Poco a poco fue quedando un tallo seco, vacío, que se creyó ligero en un primer momento. Poco a poco, el tallo empezó a ansiar volver a ser rosa. Poco a poco, las manos dejaron de sangrar. Poco a poco, los ojos secos volvieron la mirada atrás. Y poco a poco, comenzaron de nuevo a humedecerse.