domingo, 20 de junio de 2010

"Café con sal y leche contensada" - Extraído

Carmen llenó dos tazas con el café y dejó una sobre la mesa, enfrente de Daniel. Posteriormente cogió la otra y vertió algo de leche de una botella en su taza. Después entró a la despensa y salió con un azucarero de hojalata que dejó sobre la mesa. Daniel se puso tres cucharadas de azúcar, Carmen se sirvió cuatro cucharadas, desde muy pequeña le había gustado el dulce.
- ¿Tienes leche condensada?- Preguntó Daniel.
- Claro…tengo en la despensa. Ahora mismo la saco.
La mujer entró a la despensa y volvió a salir con otro bote de hojalata, esta vez era de leche condensada. Daniel volcó el bote sobre su taza de forma delicada y contempló como caía aquello que antes había sido del todo fluido y no demasiado dulce, y que alguien había querido que fuera espeso y empalagoso, pero a la vez reconfortante y delicioso. Retiró el bote cuando vio que tenía suficiente y limpió una gota que caía con el dedo. Se llevó el dedo a la boca y lo lamió con cuidado y paciencia, como si aquella fuera la tarea más hermosa y gratificante del mundo. Acto seguido cogió la cuchara y removió la mezcla con cuidado, paciencia y cariño, sin dejar de lado la elegancia, como aquel hombre que acaricia el cuerpo de una mujer que es nueva para él, recorriéndolo y redescubriéndolo como si fuese la primera vez que tiene uno entre las manos, aunque el hombre haya pasado ya por varias camas. Finalmente sorbió un trago de la bebida.

lunes, 7 de junio de 2010

Las alas del ángel

Quemé las alas del ángel que habitaba en mí, ya no quise volver a verle. Tiré treinta sonrisas a la basura, todas mías, todas grandes, sinceras. Ahora ya no existen. Rompí barreras del sonido y oí explosiones al hacerlo. Y después me arrepentí de haber quemado las alas del ángel que me guiaba. Fui caminando poco a poco, con el deseo de reencontrarme con sus cenizas. Recogí todas y cada una de ellas, por diferentes ciudades, paises y mundos. Jamás logré recomponerlas. Ahora ya no tengo nada. Quiero que vuelvan las alas del ángel. Y ya están tan destrozadas que no se pueden recuperar.

jueves, 3 de junio de 2010

Mi dulce ángel

Mi dulce ángel
Aquel que se fue
Por mi errores.
Mi dulce ángel
Aquel por quien lloraba,
Aquel por quien reía.
Mi dulce ángel
Se marchó
Y se llevó consigo mi vida
Y se llevó consigo mi muerte.
Mi dulce ángel
A quien todavía en sueños
Recorro sus alas con
La punta de mi lengua.
Mi pequeño, mi vida
Mi lágrima, mi caricia
Mi pobre ángel
Al único al que jamás
Quise hacer daño.
Y aquel
Al que más daño hice.
Mi dulce ángel se ha ido
Y nunca volverá.

¿Sabes amor?

¿Sabes amor? Creo que he decidido no mirarte nunca más a los ojos. ¿Sabes amor? Creo que me estás doliendo demasiado, y también creo que yo me merezco ser feliz de una vez por todas. ¿Sabes amor? Me vendiste la miel en los labios para retirármela demasiado pronto. ¿Sabes amor? No soy yo a la única a la que has jodido, le has hecho daño a otra persona. Amor, vengo a escribirte estas palabras para declararme en guerra contra ti. Amor, no entiendes que si haces felices a dos personas no debes separarlas. Amor, me duele. Amor, me está matando, pero a la vez no me deja morir. Amor, también le estás matando a él. Amor, devuélvenos la felicidad, queríamos estar juntos. Amor, haz que el tiempo corra hacia atrás y que nos volvamos a encontrar. Amor, devuélveme lo que me robaste. Amor, devuélvele lo que le robaste.
Amor, creo que ya ninguno de los dos volveremos a verte como antes.

miércoles, 14 de abril de 2010

El camino a la paz

Que se haga justicia con caricias.

Que termine el juego de la guerra.

Que dejen de obligarles a jugar.

¿No dijeron a los niños que con armas no se juega?

Entonces dejad de jugar.

Que del cielo caiga una lluvia.

Que la lluvia riegue los campos.

Que ya nadie os arrebate lo que en otros tiempos fue vuestro.

Que florezcan nuevas esperanzas.

Allá donde el exterior es oscuro, pero los corazones son puros.

Cojámonos de las manos.

Sin importar raza o color.

Andemos juntos hacia un mundo mejor.

sábado, 10 de abril de 2010

Martillazos en el silencio.

Y aquellos martillazos en medio del silencio fueron los que la delataron. Y aquellos silencios a martillazos, haciendo fuerza para no pensar, para no hacer, fueron los que les unieron para siempre, con dos miradas se lo dijeron todo, tantas palabras contenidas en sus ojos, sin tan siquiera rozar sus labios. Y a pesar de todo ella seguía deseando que él no oyese los martillazos de su corazón.

Martillazos al corazón

Él apoyó su cabeza sobre el pecho de ella.
- Joder, estás acelerada.- le dijo
- No escuches. No es nada. - le contestó ella.