jueves, 3 de junio de 2010

Mi dulce ángel

Mi dulce ángel
Aquel que se fue
Por mi errores.
Mi dulce ángel
Aquel por quien lloraba,
Aquel por quien reía.
Mi dulce ángel
Se marchó
Y se llevó consigo mi vida
Y se llevó consigo mi muerte.
Mi dulce ángel
A quien todavía en sueños
Recorro sus alas con
La punta de mi lengua.
Mi pequeño, mi vida
Mi lágrima, mi caricia
Mi pobre ángel
Al único al que jamás
Quise hacer daño.
Y aquel
Al que más daño hice.
Mi dulce ángel se ha ido
Y nunca volverá.

¿Sabes amor?

¿Sabes amor? Creo que he decidido no mirarte nunca más a los ojos. ¿Sabes amor? Creo que me estás doliendo demasiado, y también creo que yo me merezco ser feliz de una vez por todas. ¿Sabes amor? Me vendiste la miel en los labios para retirármela demasiado pronto. ¿Sabes amor? No soy yo a la única a la que has jodido, le has hecho daño a otra persona. Amor, vengo a escribirte estas palabras para declararme en guerra contra ti. Amor, no entiendes que si haces felices a dos personas no debes separarlas. Amor, me duele. Amor, me está matando, pero a la vez no me deja morir. Amor, también le estás matando a él. Amor, devuélvenos la felicidad, queríamos estar juntos. Amor, haz que el tiempo corra hacia atrás y que nos volvamos a encontrar. Amor, devuélveme lo que me robaste. Amor, devuélvele lo que le robaste.
Amor, creo que ya ninguno de los dos volveremos a verte como antes.

miércoles, 14 de abril de 2010

El camino a la paz

Que se haga justicia con caricias.

Que termine el juego de la guerra.

Que dejen de obligarles a jugar.

¿No dijeron a los niños que con armas no se juega?

Entonces dejad de jugar.

Que del cielo caiga una lluvia.

Que la lluvia riegue los campos.

Que ya nadie os arrebate lo que en otros tiempos fue vuestro.

Que florezcan nuevas esperanzas.

Allá donde el exterior es oscuro, pero los corazones son puros.

Cojámonos de las manos.

Sin importar raza o color.

Andemos juntos hacia un mundo mejor.

sábado, 10 de abril de 2010

Martillazos en el silencio.

Y aquellos martillazos en medio del silencio fueron los que la delataron. Y aquellos silencios a martillazos, haciendo fuerza para no pensar, para no hacer, fueron los que les unieron para siempre, con dos miradas se lo dijeron todo, tantas palabras contenidas en sus ojos, sin tan siquiera rozar sus labios. Y a pesar de todo ella seguía deseando que él no oyese los martillazos de su corazón.

Martillazos al corazón

Él apoyó su cabeza sobre el pecho de ella.
- Joder, estás acelerada.- le dijo
- No escuches. No es nada. - le contestó ella.

jueves, 21 de enero de 2010

La joven del lago

Sus manos eran muy blancas, más blancas que la nieve, casi traslúcidas. Sus ojos eran grises como el carbón. Sus labios llevaban el beso de aquella dama a la que esperaba cada noche.

Un día la dama dejó de aparecer en los jardines de aquel palacio en el cual él vivía. Entonces bajó al pueblo a buscarla. La gente se extrañó, ver al hijo de un noble en el pequeño pueblo, preguntando sin parar por todos los comercios, por todas las casas que veía abiertas, a todas las personas, por una mujer de cabello rojo fuego y ojos azules casi blancos les parecía algo muy fuera de lo común. Pensaron que él estaba loco, no existía ninguna mujer así en todo el pueblo, pero él insistía en que sí, y siguió buscándola. Al final se adentró en el bosque, y andando andando encontró una pequeña cabaña. El joven entró.

Al entrar sucedió algo muy raro, la cabaña que nada más entrar era humilde y oscura se convirtió en un luminoso palacio con un lago en el centro, el lago emanaba una extraña y atrayente luz, por lo cual él se acercó. Y cual sería su sorpresa, al asomarse al pequeño lago encontró a la dama ahogada en el fondo. Seguía igual de hermosa, pálida, con los labios rosados, los ojos cerrados y el largo pelo rojo ondeando en el agua. Casi parecía que estuviese dormida. El joven se echó a llorar y se adentró en el lago para sacar su cuerpo y, al menos, darle un entierro digno. Pero la muchacha, al extraer el cuerpo del agua, abrió los ojos con furia y le gritó, le había despertado del sueño en el que estaba.

Aquel susto sirvió para que el joven huyese corriendo, ¿cómo podía ser que una mujer durmiese sumergida en el agua? Al día siguiente obtuvo su respuesta. Apareció otra vez la dama en los jardines y le contó su verdadera historia. Sus padres la obligaron a casarse con un hombre que sólo quería su dinero, dado que ella era hija de nobles. El hombre hizo construir una cabaña con un pozo dentro, y un día, mientras la joven dormía, tomó su cuerpo en brazos y lo lanzó al pozo lleno de agua, ahogandola y matándola en el acto. Pero el pozo sorbió al hombre, mandándolo a una extraña dimensión. Nada más fue sorbido, la cabaña se transformó en un palacio y el pozo en un lago, pero sólo lo podían ver aquellos que de verdad tenían corazón puro. La muchacha salía algunas noches del lago en el que descansaba su cuerpo, convertida en espíritu para recorrer el mundo, dado que era muy joven cuando murió y así había conocido al joven noble y se había enamorado de él. Pero ella no podía amar, ni podía ser amada, porque no estaba viva, por eso decidió desaparecer de su lado, para que él no sufriese más.

El joven, tras saber de la historia de la dama, quedó destrozado. Su amada estaba muerta, en el fondo de un lago y no podía amarla. La muchacha le dijo que si la amaba buscase una vida nueva, amase a otra mujer como la había amado a ella y cuando llegase su hora él volvería junto a ella, y ya podría amarla. Pero el joven no pudo soportarlo, aquella noche volvió a la cabaña y se lanzó al lago, y entonces por fin pudo amarla por siempre.

viernes, 1 de enero de 2010

Ángel.

"No sientas más dolor", le dijo el ángel a la doncella, "yo te cuidaré". Mientras susurraba estas palabras le limpiaba la lágrima que le caía a la damita por la mejilla, y sus ojos azules, casi tan transparentes como el agua del más limpio lago, expresaban la gran tristeza que sentía. "Déjame que te bese los labios", decía ella mientras alargaba su mano hacia la mejilla del ángel. "No quiero hacerte más daño, soy un ángel, no puedo ofrecerte lo mismo que un humano". "Besame y acaba con mi dolor".
Y mientras la besaba todas las heridas del corazón de la dama se sanaron, y su piel se volvió más blanca, y crecieron un par de alas de luz en su espalda, que les envolvieron a los dos en un profundo amor...
Y entonces la damita despertó de su sueño y miró con pena por la ventana. Necesitaba a su ángel.