viernes, 6 de agosto de 2010

Mi carta.

Hoy quisiera llorar por ese amor que tanto deseo de ti. Hoy desearía tenerte a mi lado, abrazarte, pedirte que nunca te separases de mí. Hoy moriría por tus ojos, ¿sabes? es la primera vez que quiero a una persona con los ojos de tu color. Solía querer a la gente de ojos castaños, me gustaban más, eran más mi estilo. Tú eres mi excepción, y tus ojos me parecen preciosos, siempre, desde la primera vez que te vi, lo primero que vi de ti fueron tus ojos, y, por extrañezas de la vida, me gustaron. En ese momento no me podías gustar, me era imposible concebir que llegaría a quererte, que llegarías a gustarme. Y aquí estoy, escribiéndote cartas que no puedes leer. Sinceramente, parezco gilipollas. Pero quiero tomarme mi tiempo. Quizás algún día llegues a leerlo todo, yo que sé, yo sólo sé que estoy aquí, sentada sobre la cama, escribiendote, pensando en ti y jodiéndome. Siempre me jodo por estos temas, nunca me atrevo a dar el paso, prefiero ocultarte mi corazón. ¿Sabes? Si tu sufres yo...yo no sé ser. Ese es mi problema, que seguramente te sentirías mal si te enterases de lo que siento por ti. Y entonces sufrirías y se me caería el mundo.
Ahora mismo estoy aquí, imaginándote, dulce, cumpliendo todos mis deseos, todos mis anhelos, todos mis sueños. Deseando lo imposible de tenerte a mi lado. Desearía estar ahora mismo mirándote, recorriendo cada parte de tu cuerpo con mis ojos, acariciándote, tomando valor y felicidad de ti...Eres como mi calmante. Calmas todos mis miedos y todos mis malos humores. Todo se desvanece con tus palabras, y sólo quedas tú ahí, siendo mi pequeño centro, creándome una órbita estúpida con colisiones brutales y destellos fugaces.
Quiero tenerte, ven a mí.

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