viernes, 16 de julio de 2010

No sé por donde empezar. No sé si empezar por el segundo en que te miré a los ojos por primera vez o si empezar por cuando me di cuenta de que algo no funcionaba como debería en mi interior, al fin y al cabo, la primera que se negaba a sentir nada era yo. Esto que escribo...quisiera estar diciéndolo a la cara de alguien. Joder, estoy volviendo a escribirle a una existencia abstracta, quizás me esté volviendo loca, o quizás el problema está en que temo que la existencia que tanto anhelo descubra mis sentimientos. Quiero dejar de escribirle a tu ausencia de forma que parezca que en realidad todo es mentira, todo son simples recursos literarios, pero no puedo, te echo tanto de menos que ni siquiera quiero decírtelo a la cara por miedo a perderte, aunque debería hacerlo.
Suelo decir veinte veces al día que te odio, suelo fingir, y en este escrito lo vuelvo a hacer, que echo de menos a otra persona, que tú me eres completamente indiferente, o que no me eres indiferente, pero que simplemente te veo como un recurso del que echar mano. Es todo coraza. Te odio, te odio, te odio. Y así podría pasarme toda la vida, diciéndome a mí misma que te odie, para posteriormente contarme historias contigo que suelo banear de mi mente en el instante en que me doy cuenta de que el protagonista eres tú.
Te odio, te odio, te odio. Es lo único que puedo pensar para calmarme un poco, para impedir que crezca nada dentro de mí, aunque últimamente, no sé como se ha podido regar, el caso es que ha crecido. Y temo que, con el paso del tiempo, siga sin tenerte y esto siga creciendo. Cuánto me gustaría dejar de decir que te odio, es más, me gustaría no decir nada respecto a ti. El problema es que sigo recordando el día en que te conocí, los días posteriores y sigo analizándolos, y sigo escribiendo lo mal que me siento por no tenerte, pero cambiando tu nombre por el nombre de la nada para que creas que le escribo a la nada.
Intento, como ya dije antes, guardar las apariencias, fingir que no me importas. Cuando estás triste se me rompe el mundo. Ahora mismo estoy recordando la última vez que supe que lo estabas y estoy a punto de llorar, y no entiendo porqué. ¿Sabes? Mi táctica es esa, fingir que no me importa nada baneando todo lo que me importa de mi mente. No lo pienso, y a fuerza de no pensarlo, lo olvido. Pero si lo vuelvo a ver muero por dentro. Entonces necesito omitirlo. Y lo omito para no sufrir. No sabes la de veces que he estado en no conectado en el msn para omitirte. Y no sabes la de veces que he dicho tu nombre mientras hacía eso.
En definitiva, espero que jamás leas esto, sería el detonante final para perderte del todo. El caso es que no sé que se está cociendo en mi interior, no sé que está creciendo. Sólo tengo ganas de volver a repetirme que te odio. Aunque sea la mentira más grande jamás contada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario